sábado, 1 de septiembre de 2007

Placer, mucho placer

Las feromonas son sustancias químicas que nuestro cuerpo produce, que no nos damos cuenta que percibimos pues carecen de olor y que, arrastradas por el aire hasta nuestra nariz, producen en nosotros sensaciones de bienestar y deseos sexuales. Son ellas las que nos impulsan a acercarnos a los demás para mantener encuentros íntimos, las que se alían con la naturaleza para mantener vivo y en funcionamiento el ciclo de la vida.
Una vez despiertas en la pubertad, las feromonas parten de unas glándulas que se encuentran en las axilas y alrededor de los órganos sexuales. Al pasar a través del órgano vomeronasal, situado en la nariz, se crean mensajes que llegan hasta al cerebro, y es allí donde se producen las reacciones y sensaciones humanas.
El uso de preparados con feromonas para estimular la libido de nuestros congéneres no es nuevo. Ya desde el Antiguo Egipto se utilizaban perfumes hechos a partir de sudor masculino mezclado con distintas fragancias, para utilizar así su poder afrodisíaco.
Hoy en día se ha llegado mucho más lejos, pues se ha conseguido sintetizar estas sustancias corporales y añadirlas a preparados que, una vez impregnados en nuestra piel, aumenten nuestro atractivo sexual y poder de seducción. De hecho, tras estudios realizados, se ha comprobado que quien usa estos preparados consiguen mayor atención de quienes les rodean y aumenta su capacidad para seducir y convencer.
En el mercado podemos encontrar concentrados de androstenona y Deseoandrostenol, feromonas masculinas, para los hombres, que prometen aumentar su atractivo sexual ante las mujeres. Según aseguran, ellas sentirán que su compañía es muy agradable, lo que aumentará su receptividad a la hora de relacionarse más intimamente.
Y para ellas hay disponibles concentrados a partir de androstenol y copulins, feromonas que producen las mujeres, y, siempre según dice la publicidad del producto en cuestión, consiguen que los hombres se sientan más relajados y cómodos a su lado, logrando así más facilmente llegar a practicar sexo con ellos.
En un estudio realizado en mujeres jóvenes, el 36% de las expuestas a las feromonas había tenido sexo durante las primeras tres semanas del estudio. Entre quienes recibieron un placebo, en cambio, solamente el 11% tenía sexo semanalmente. Para el fin del estudio -14 semanas-, el 73% de los expuestas a las feromonas tenía sexo cada semana, mientras que las que recibieron placebo permanecían en 11%.
A otro grupo de 38 hombres se les agregó una solución de alcohol y feromonas a su perfume regular. Ninguno sabía cuál le había sido dado. Después de 8 semanas de usar la colonia, el 47% de los usuarios de feromonas dijeron que habían tenido más sexo que el habitual, comparado con solamente el 9,5% del grupo con placebo.
En otra investigación, una institución australiana condujo un examen sobre 306 hombres que usaban feromonas. El 90% de ellos dijeron que ese producto había aumentado su atractivo en las mujeres. La respuesta fue medida en función de:
* Entablar una conversación: 61%* Empezar a conversar: 52%* Expresar interés en el hombre: 43%* Corresponder cuando él daba el primer paso: 40%* Dar elogios no solicitados: 36%* Peinar a los portadores del feromonas: 31%* Tocarlos: 30%* Excitarse sexualmente: 18%* Expresar un deseo sexual: 17%* Terminar teniendo sexo con ellos: 16%

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